GUTHRIE , WILLIAM KEITH CHAMBERS
No existe una ruptura tematica entre este volumen y su inmediato predecesor, y su division es puramente una cuestion de comodidad. Por ello, quiza, hubiera sido preferible llamarlos «,volumen IV, partes 1 y 2»,, pero, dado que son, en efecto, dos volumenes separados y bastante voluminosos, esto tampoco habria sonado bien. Esta circunstancia significa, no obstante, que lo que se dijo en el prefacio anterior sobre el enfoque general adoptado en este estudio de Platon, sus objetivos y metodos, puede aplicarse de un modo semejante a esta segunda mitad y no es preciso repetirlo. Ningun interprete de Platon puede sentirse plenamente satisfecho de su obra, aunque solo sea por el hecho de la inevitable eleccion entre hacer que la mayor parte de la exposicion sea un analisis y apreciacion de dialogos aislados o un tratamiento sintetico o sistematico por temas. No lamento la decision, repecto de la cual expuse las razones en mi ultimo prefacio, pero, como tambien admiti, existen inconvenientes en ambos metodos. En el presente volumen (cap. ?,?,?,) he intentado hacer justicia a la moderna escuela de interpretes que ven a Platon como un pensador sistematico desde sus primeros dias, con una doctrina establecida de primeros principios, expuestos oralmente, incluso en secreto, los cuales, aunque ahora podemos solo vislumbrarlos a traves del velo del aristotelismo y de la critica y comentarios posteriores, pueden ser considerados como el trasfondo no escrito de cada fase de su obra escrita. Partiendo de estas premisas, por supuesto que es erroneo mantener la ensenanza esoterica hasta despues de los dialogos, sino que, como se vera, yo no puedo estimar la tesis como establecida de un modo incuestionable, mientras que, por otra parte, percibo, y espero haberlo resaltado, una serie de lineas de desarrollo genuinamente filosofico en los mismos dialogos. (Es este desarrollo el que yo esperaba que podria salvar al volumen IV de parecer, como le parecio a un critico, mas una serie de monografias que partes de una historia continua.) Sobre la cuestion de la disposicion, vease tambien mi «,Postescrito», (cap. IX).