CATALÁN / ROMERALO / ARMISTEAD
i hay un género en la literatura española que pueda ejemplificar bien la coexistencia e
interacción de la transmisión oral y la escrita, es precisamente el romancero. Solemos llamar
romance a un tipo de poema narrativo cuya característica formal más relevante es estar
compuesto por una tirada de versos octosílabos con rima asonante en los pares, quedando sueltos los
versos impares; parece que esa forma métrica deriva de las tiradas en versos largos monorrimos y con
cesura de la épica castellana medieval (y, en consecuencia, los editores modernos tendemos a editar
los versos de romances como dieciseisílabos monorrimos con cesura).
S
En realidad, el romancero no es más que una manifestación hispánica de un tipo de poesía
narrativa de origen medieval que existe o ha existido en prácticamente todas las culturas europeas, y
que se conoce bajo el nombre genérico de balada, aunque recibe nombres distintos en cada cultura:
ballad en el ámbito de lengua inglesa, volksballade en alemán, chanson en el domino francófono,
canzone en Italia, tragúdi en Grecia, etc. Desde los países nórdicos hasta España, desde Rusia hasta
Portugal, desde Irlanda hasta Grecia se cantan o se han cantado baladas. Y, desde sus lugares de
origen, la balada se ha difundido a las tierras de influencia de esos países europeos: así, la balada
inglesa e irlandesa se ha extendido por Estados Unidos y Canadá, los romances portugueses se cantan
en Brasil y los españoles en Hispanoamérica o en las comunidades de los judíos sefardíes
descendientes de los expulsados de la península ibérica, que más de cinco siglos después de la
expulsión, conservan el uso del español.