FEBRES-CORDERO ZAMORA, LEÓN EZEQUIEL
Visitando el Museo Nacional de Escultura me detuve ante la efigie yacente del primer marqués de Villafranca del Bierzo. Murió joven en Alcalá de Henares, de una caída
no se sabe si de un caballo o desde una baranda. Los Reyes Católicos lo ennoblecieron por sus hazañas en la guerra de Portugal. Ha perdido las manos y los pies. Una fisura le atraviesa la nariz. Los labios rosa ansían decir. Está aporreado por el tiempo y los elementos. Sin embargo, su última emoción, percibida por el anónimo artífice leonés, flota aún entre los gastados pigmentos de la paciente madera y los ojos que lo contemplan, buscando conmocionar. Todo rostro es ya una estela, el recordatorio de alguien que pasó, dejándonos su impronta vaga. Todo cuerpo, un cipo derribado que desfigurarán los días. Tal el rostro y el cuerpo de las palabras que configuran esta varia colección de textos disímiles. Acaso seas tú a quien busca la emoción que las anima.
León Febres-Cordero (Caracas, 1954) tras licenciarse en la Escuela de Letras de la UCV, estudió la caracterización del mal en Londres, Zúrich, Barcelona y Valladolid. A partir del estreno en 1999 de El último minotauro, sus obras se han representado en escenarios de Venezuela, Colombia, Europa y Estados Unidos. Ha publicado Penteo (Monte Ávila, 2003), En torno a la tragedia y otros ensayos (Verbum, 2010), Teatro (Verbum, 2010), Siete seminarios (Verbum, 2011), Textos sedientos y otros relatos (Verbum, 2012) y Dos comedias: La toma de la pastilla y Antígona en Vuelvezuela (Verbum, 2016).