LUQUE REINA, EULÀLIA
Benito Arias Montano (1527-1598), doctísimo erudito hebraista, a la
hora de dar veste poética a las páginas de la Sagrada Escritura, acoje
plenamente la tradición de la poesía italianizante, de Petrarca y, en ámbito
español, de Garcilaso. Un ejemplo paradigmático puede ser BE
1:14 tus ojos palominos ¡ que Arias Montano traduce: 157-162 tus ojos,
que me dan tan gran contento ¡ en su mirar honesto y su clareza, 1 sus
íayos, su color, su movimiento, ¡ su redondez estraña y su grandeza ¡ remetían
mucho los de la paloma ¡ quando por la mañana el rayo asoma,
donde se ve cómo la medida de un verso amplio como el endecasílabo
importado de Italia, induce a la inserción de adjetivos, sustantivos abstractos
y otros elementos especificativos que alargan el denso y esencial
versículo bíblico.
Considerando que toda la poesía amorosa del Renacimiento supone
el aprovechamiento de tradiciones y géneros literarios que descienden de
Virgilio, Horacio, Ovidio, y que han sido reactualizados por grandes humanIstas
como Petrarca, Sannazaro y Ariosto, nuestra investigación sobre
un poema inscrito y pertenenciente al Renacimiento como la Pará-
fí-asis del Cantar de los Cantares de Benito Arias Montano, compuesto,
según las observaciones de L. Morales Oliver2, entre el 1553 y el 1554, ha necesitado de una clara valorización de las fuentes. En este ensayo
me propongo desarrollar la relación entre Arias Montano y Garcilaso de
la Vega, el poeta que podemos considerar la pieza que se encaja, como
eslabón intermedio, en el paso de la poesía italiana de Petrarca a la
castellana de nuestro autor