DÍAZ CASTAÑÓN, CARMEN
En 1906 el filólogo e investigador Ramón Menéndez Pidal publicaría en la Revista de Archivos y Bibliotecas un extenso artículo. Bajo el título "El dialecto leonés", donde intentaba aportar una visión de conjunto sobre las peculiaridades lingüísticas de diversos territorios que habían pertenecido en su día al Reino de León, y que siempre se habían visto como "extrañas" o "singulares" sin caer en la cuenta de que todas ellas no eran más que manifestaciones dialectales de un mismo sistema lingüístico, de una misma lengua. En aquel momento, con los primeros datos que sobre la realidad lingüística de aquel territorio Menéndez Pidal pudo obtener, observó como la antigua lengua de la administración y del estado medieval leonés se conservaba en muy buen estado en su parte noroccidental, aquella en la que se formó, mientras en las zonas más sureñas el habla estaba en franco retroceso o practicamente había desaparecido[1].
Hoy los datos que poseemos sobre la realidad lingüística de todo ese territorio son mucho más completos. Aquel artículo despertó la curiosidad y la investigación científica sobre aquella lengua y ahora tenemos varios trabajos que se refieren al léxico, la morfología, la sintaxis, las variedades dialectales, e incluso, en ocasiones, al número de hablantes. Así, por ejemplo, Díez Suárez ofrece en su libro Léxico leonés una gran variedad de vocabulario de temas muy específicos en orden alfabético y con informaciones sobre la pertinencia, del lugar donde se usa la palabra y que significa[2]. Muy detalladamente muestra Cano González la gramática bable en su obra del mismo nombre[3]. También muy bien documentado y altamente recomendable es el libro de Díaz Castañon por si alguien quiere hacer estudios sobre la literatura asturiana. El libro no sólo contiene textos en bable sino también buenos análisis de los mismos