ANDREA CAVALLETTI
El teatro de la mirada entre encantador y sonámbulo salía de los límites de las atmósferas medicalizadas de las grandes clínicas para invadir tanto los salones de la alta sociedad como las ferias. La puesta en juego de aquella epidemia sugestiva era política más que científica. Todo dispositivo de dominación es sugestivo, según se desprende de la trama de fascinaciones que Andrea Cavalletti despliega ante nosotros. Desde el magnetismo animal del siglo XVIII hasta el hipnotismo, se replica un ejercicio de imposición que identifica a la propia vida con una materia sugestionable.