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Aunque la crítica canónica sugiere que el primer manifiesto ultraísta se publica en 1918, lo cierto es que el único que se conoce es el de enero de 1919 publicado en la revista Cervantes. Aquí se anuncia la publicación de una revista con el título de Ultra Poesía. Crítica. Arte, que adoptaría posteriormente el subtítulo de Revista internacional de vanguardia,«en la que solo lo nuevo hallaría acogida». De vocación camaleónica (cambia casi siempre el color del título), esta revista esparce por sus páginas grafitti una estética revolucionaria (existió otra revista Ultra ovetense de permanencia efímera en 1919). Era la búsqueda de otro espacio, donde los poetas crearían ultra-objetos inventados, más allá de los objetos reales. En este contexto es evidente la huella de Vicente Huidobro durante su permanencia en España.
El ultraísmo dejó muy pocos libros, pero muchas revistas donde se desarrolla el movimiento a través de sus manifiestos y publicaciones en ellas. Una de las revistas clave del movimiento es Ultra, que representa la madurez intelectual ultraísta. Supone el esplendor de un proyecto que venía produciéndose desde 1918 por parte de los firmantes del «Manifiesto ULTRA», ya promovido por Grecia y Cervantes.
Ultra aparece en enero de 1921 y su último número en febrero de 1922. Editada cada 10 días, posteriormente se convertirá en quincenal hasta su desaparición. Su periodicidad se debe al esfuerzo de depuración del movimiento que además quería evitar rivalizar con Tableros, dirigida por Isaac del Vando, ya que los colaboradores eran los mismos.
El diseño del formato es totalmente renovador José María Barrera y José Antonio Sarmiento editan en 1993 una edición facsimilar en la editorial Visor: un tríptico poético («formato de espejo de tres lunas», con seis páginas desplegables de gran tamaño, publicada en papel apergaminado y con enormes ilustraciones en portada e interior. La revista consigue gran belleza tipográfica y extravagancia visual.
Aunque se advirtiera en el primer número que la publicación carecía de director, se administraba por una junta anónima constituida por sus colaboradores habituales (los hermanos Rivas Panedas, Lasso de la Vega, Guillermo de Torre, el pintor Wladyslaw Jahl, Borges, etc.), aunque afirma Guillermo de Torre que en realidad estaba coordinada por la figura de Humberto Rivas.
En los últimos números de Ultra se reciben colaboraciones de nuevos nombres que más tarde destacarían, así encontramos a Rosa Chacel, César González Ruano o Luis Buñuel. Pero los autores que sobresalen de la amplia relación de participantes, son Rafael Lasso de la Vega (considerado por él mismo predecesor de esta tendencia, ya que afirma haber sido el primero en innovar con las formas poéticas, algo a lo que más tarde llegarían los demás poetas de la mano de Apollinaire y las vanguardias europeas), Guillermo de Torre y los hermanos Rivas Panedas. El resto de colaboradores son, entre otros, Borges, César A. Comet, López Parra, Joaquín de la Escosura, Pérez Domenech, Antonio Cubero, Pedro Garfias, Jaime Ibarra, Adriano del Valle, Cansinos-Assens y Gómez de la Serna. Resulta significativa la ausencia de Vicente Huidobro, a pesar de haber recibido la invitación para formar parte del comité directivo.