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El nacimiento y la actividad editorial de la revista Papeles de Son Armadans está directamente relacionada con la presencia de su fundador y director, Camilo José Cela, en la isla de Palma de Mallorca durante más de 30 años, desde 1954 hasta 1988.
Cela en su casa ante la bahía de Palma
Camilo José Cela llega a Mallorca a comienzos de 1954. Dos veranos consecutivos vive en Puerto Pollensa, donde escribe La catira (cuyos beneficios económicos le permitirán emprender distintos proyectos), El molino de viento y Judíos, moros ycristianos. Decide luego establecer su domicilio en la calle Bosque, número 1, significativamente perteneciente al antiguo barrio de Son Armadans. Será residiendo allí cuando, a finales de 1955, surge la idea de la creación de una publicación, Papeles de Son Armadans, hecha en Mallorca pero con la vocación de llegar a todo el mundo literario.
Con la mente puesta en dicho proyecto, Cela desplegó una importante labor epistolar, dirigida a la intelectualidad del momento, española, tanto residente como en el exilio. De esta manera, en enero de 1956 ya cuenta con colaboraciones suficientes para la edición del primer número de la revista: Gregorio Marañón, Alonso Zamora Vicente, José Mª Castellet, José Mª Moreno Galván, Dámaso Alonso, Carles Riba, Rafael Sánchez Ferlosio y Ricardo Gullón.
Su fundador y director comienza así a entablar una intensa relación con intelectuales y escritores locales y de la península, lo cual deriva en las conferencias literarias de la calle Bosque, inauguradas el 17 de mayo de 1956 y en las que participan entre otros, Blas de Otero y Lorenzo Villalonga.
Cela con Tristan Tzara y Jaume Pla
La consolidación
A finales del año 1956, Cela cambia su domicilio al segundo piso de una casa del barrio El Terreno, calle José Villalonga, número 87, en cuyo sótano se establece la redacción de Papeles de Son Armadans. La actividad cultural del escritor fue aumentando considerablemente. Así, en el año 1957 es elegido miembro de la RAE para ocupar el sillón Q, y el 23 de febrero de 1959 participa en la presentación de las literarias Jornadas Europeas, inauguradas el 2 de mayo en el Círculo Mallorquín y en las que participó el director de la RAE, Ramón Menéndez Pidal, junto a otros intelectuales como Pedro Laín Entralgo, José Mª Pemán, Julián Marías, etc.
Entre el 18 y el 25 de mayo de 1959 también tuvieron lugar las Conversaciones Poéticas de Formentor (celebradas en el hotel del mismo nombre) asistieron, entre otros, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Dionisio Ridruejo, Luis Felipe Vivanco, José Luís Cano, José Hierro, Carlos Bousoño, Gabriel Celaya, Carles Riba, Blas de Otero, Celso Emilio Ferreiro, Aquilino Iglesia, Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, Luis Rosales y José Agustín Goytisolo.
Detalle de la ilustración que Miró elaboró para la portada del nº 57Bis de Papeles de Son Armadans
Los días siguientes (del 26 al 28 de mayo), en el mismo lugar, tuvo lugar el Coloquio Internacional sobre novela y el fallo del premio Biblioteca breve de Seix Barral. Los participantes en el coloquio sobre novela fueron entre otros: Italo Calvino, Alberto Moravia, Marguerite Duras, Miguel Delibes, el propio Cela, Rafael Sánchez Ferlosio, Carmen Martín Gaite, Juan Goytisolo, Mercedes Salisachs, Carmen Laforet, etc.
En la primavera de 1964, Cela, que había decidido tener una propiedad en la isla con el fin de asentarse allí definitivamente, establece su residencia en La Bonanova, calle Francisco Vidal Sureda, número 71. Cela cuenta 48 años y deja de frecuentar tertulias y espacios públicos y se centra más que nunca en su labor de escritor, de la que nacen obras como Oficio de tinieblas 5, San Camilo 1936, Diccionario Secreto, Enciclopedia del erotismo, etc. En su casa recibe a importantes nombres de la intelectualidad y cultura: Américo Castro, Miguel A. Asturias, Ramón J. Sender, Alonso Zamora Vicente, etc.
El balance
Tras vencer las dificultades lógicas en una publicación que iniciaba su andadura editorial, Papeles de Son Armadans fue abriéndose paso en el panorama editorial de la época, lidiando en no pocas ocasiones con la censura, hasta alcanzar un cifra de números ininterrumpida muy signficativa: 276 números mensuales, de abril de 1956 a marzo de 1979.
La ambición de Cela queda reflejada en dos aspectos muy destacados relativos a sus pretensiones editoriales: por un lado, ofrece las páginas de su revista a escritores españoles exiliados (Alberti, Aub, Prados, Cernuda, Castro, Altolaguirre, etc) y, por otro, apuesta por dar cabida a textos en las tres lenguas vernáculas peninsulares: el gallego, el catalán y el vasco. Pero no acaba ahí la variedad idiomática de las colaboraciones de PSA, pues también a sus páginas llegaron textos en inglés, gestionados por el poeta y traductor norteamericano y amigo personal de Cela, Anthony Kerrigan. También tuvieron cabida las obras de algunos artistas, que, como Miró, Picasso o Tapiès contaron con un número monográfico.
La elección de la imprenta también fue muy importante, recayendo en la de Mossen Alcover, donde se imprimiría durante 15 años. En 1970 pasó a imprimirse en Gráficas Arabí, en Madrid, para luego volver a Palma, a la Imprenta Politécnica de Miguel Ferrer, donde se imprimirá hasta su último número, datado en marzo de 1979.