BRONOWSKI, JACOB
Este es un librillo con seis conferencias dictadas por Jacob Bronowski. Se publicó póstumamente y se conoce también con el nombre de "Silliman Lectures". Fueron dictadas por Bronowski en la Universidad de Yale allá por los años 60.
Jacob Bronowski (Polonia, 1908- EEUU, 1974) fue científico, poeta, ensayista, matemático y quién sabe qué cosas más. La mejor información acerca de su biografía se puede encontrar en esta página. (En inglés, eye).
Las conferencias de la Universidad de Yale, aglutinadas bajo el título Los orígenes del conocimiento y la imaginación tratan uno de los temas esenciales de la obra del autor: cómo separar la actividad científica y el arte, sus lenguajes, sus formas de ver el mundo
Dice el autor:
" I grew up to be indifferent to the distinction between literature and science, which in my teens were simply two languages for experience that I learned together." (Crecí siendo indiferente a la distinción entre literatura y ciencia, lo que en mi juventud eran simplemente dos lenguajes de la experiencia que yo aprendí unidos.)
El propósito de las lecciones de Bronowski es intentar desentrañar el mecanismo a través del que experimentamos de una forma que no es totalmente física aquello que nos llega por mecanismos físicos. La primera conferencia se llama "La mente como instrumento para el conocimiento". En ella, Bronowski entronca con las ideas de Kant y decide que "no podemos ver el mundo sin la intervención de los sentidos físicos". Pero claro, el hombre no es un animal cualquier, sino un animal muy especial, que puede ser artista o científico. La primera distinción que establece Jacob entre la ciencia y el arte (o que al fin y al cabo no es tal distinción) se debe al órgano mediador: Bronowski clasifica las artes entre las que están mediadas por la vista (la pintura, por ejemplo) y las que están mediadas por el oído (la música). Dentro de esta clasificación, entiende el autor que la vista hace de mediadora con las cosas, mientras que el oído media entre nosotros y los demás seres vivos. La ciencia, en cambio, dice el autor, está totalmente dominada por el sentido de la vista. (¿Qué sería del mundo si Newton hubiese nacido ciego? se pregunta el autor).
Tras constatar este predominio del sentido de la vista como factor "humanizador", Bronowski lleva a cabo un estudio de cómo se ve, y cómo funciona el ojo humano a diferencia del ojo de otros animales. Finalmente, enlaza esta sutileza de la visión humana con la capacidad de tener una visión interior. Y sobre todo, con la idea de que la idea de "visión" configura y determina al ser humano. Como ejemplo, aporta el campo semántico de "visión", "imagen", "imaginería", "imaginación", "visual", en todas sus acepciones.
La segunda lección se mete de lleno en el lenguaje. Se llama "La evolución y poder del lenguaje simbólico". (Lo de que el hombre es un animal simbólico ya lo dijo Cassirer, y pocos se han dedicado a llevarle la contraria). Aquí, en primer lugar, Bronowski hace un resumen de lo expuesto en la lección anterior (lo cual es siempre muy útil) y avanza una hipótesis sobre cómo se originó el lenguaje humano. A este respecto, Bronowski no comparte la hipótesis saltacionalista de Chomsky. Eso sí, el lenguaje humano, según Bronowski, se caracteriza por ciertas notas que lo distinguen de los libros de instrucciones que son los lenguajes animales. Estas notas características son: 1. La disociación entre el mensaje y la carga emocional que el mensaje trae consigo. 2. La prolongación de la referencia o bien, la capacidad de aludir al futuro y al pasado. 3. La internalización, o capacidad de dirigirse a uno mismo. 4. La productividad o generatividad. En virtud de esta capacidad, el mensaje puede descomponerse en unidades que pueden reutilizarse con nuevos significados. Estas características del lenguaje afectan a cómo se enfrenta el hombre al mundo. En especial, esta última nos obliga a ordenar el mundo, reordenarlo, cambiar las cosas de sitio, etc