SANGÜESA GARCÍA, MARÍA
Desde los primeros versos de este libro (volveré a caminar sobre tu arena / para buscar puñados de mi infancia), queda patente que se trata de un ejercicio de recuerdo por parte del yo. María Sangüesa lleva a cabo un trabajo de recapitulación, atravesado por la nostalgia, y que recorre la primera etapa de su vida (ella nació en Alhucemas, Marruecos).
La veintena de poemas que forman este pequeño volumen discurren con un tono confesional y un registro conversacional. El libro aparece en edición bilingüe, con los poemas originalmente escritos en castellano en las páginas pares y las traducciones al árabe (que podría tomarse como un ofrecimiento y un regalo para quienes convivieron con ella esos tiempos) en las impares. Así, dispuestas en páginas enfrentadas, pareciera que nos está colocando la autora en ambas orillas del Mediterráneo para contarnos una misma vida que tiene los pies en los dos lados.
El paisaje, precisamente, es lo que sitúa en primer plano la autora. Sin embargo, la infancia vertebra la obra, sobre todo desde una óptica de exaltación de la sensación de libertad de esa época, de la cercanía a la plenitud que ofrecía. Los juegos, la inocencia, la alegría (la vida era un regalo a cada hora) plasman esa dimensión idealizada de sus primeros años. Alrededor de ella, Sangüesa va desarrollando un canto a lo sencillo, a lo cercano. Allí reside la felicidad.
En algunos de los poemas, aparece la perspectiva del migrante. Introduce Sangüesa, entonces, una perspectiva humanista y denuncia la exclusión, la insolidaridad y la falta de empatía de los países de llegada. En otros, rompiendo la unidad argumental del libro, presta su voz a otras personas y entra en el relato histórico. Surge la óptica del nómada, del bereber y de la vida en el desierto. En cualquier caso, persiste la dimensión vitalista y el retrato de lo cercano, que son las líneas generales que abre Sangüesa en este Memorial de arena