DEL VALLE-INCLÁN,RAMÓN
Esta edición facsímil conmemorativa del Primer Centenario de la obra dramática más trascendental del teatro contemporáneo, Luces de bohemia, reproduce el texto tal como apareció en la revista España. Semanario de la vida nacional, entre el 31 de julio y el 23 de octubre de 1920. La aportación más significativa de esta edición es la demostración de que el dramaturgo gallego entregó a la redacción de España la pieza completa, con sus quince escenas, pero tres de ellas fueron censuradas por el director de la publicación, Luis Araquistain.
Precisamente en aquellos meses del verano de 1920 fundaban en Madrid, los contertulios de la revista España, los Amigos de Valle-Inclán, ambicioso proyecto para renovar la decadente escena española. Bautizada así por Luis Bilbao, uno de los más activos redactores del Semanario fundado por Ortega, este intento por crear un teatro nuevo lo anunciaba Cipriano Rivas Cherif en el ejemplar del 28 de agosto, en el que aparecía una de las escenas de Luces de bohemia.
Se carga de simbolismo el hecho de que esta edición facsímil conmemorativa de Luces de bohemia sea patrocinada por la Asociación de Amigos de Valle-Inclán, refundada por un grupo entusiasta de valleinclanistas y coterráneos de don Ramón en el año 1999. Heredera de aquella empresa dramatúrgica de los años Veinte, nuestra Asociación rinde así homenaje al más ilustre hijo de Vilanova de Arousa, Ramón María del Valle-Inclán.
José María Paz Gago. Vicepresidente de la Asociación de Amigos de Valle-Inclán.
Ramón del Valle-Inclán. Pocas vidas de escritores tan llenas de luces y sombras como la del autor de Claves Líricas y al tiempo tan mistificadas por quienes convirtieron a Valle en un personaje literario que trasciende al ciudadano, bien que «extravagante», como lo definiera el dictador Primo de Rivera, víctima él mismo de la acerada pluma de Don Ramón. Quien nace en Vilanova de Arousa, en 1866, de familia de hidalgos, aunque no tanto como el propio Valle-Inclán habría de hiperbolizar andando el tiempo. Estudiante universitario sin título que lo acreditase, aventurero en México, bohemio en Madrid, actor, agricultor, empresario teatral, agente carlista, director de la Academia de España en Roma, Valle fue un sinfín de proyectos y realidades, una gavilla de sombras, en todo caso, a la luz fecunda de una obra literaria inmensa, a la que casi ningún género fue ajeno. Pero Don Ramón brilla, sobre todo, como dramaturgo. Autor de una de las funciones más importantes de la historia del teatro español, Luces de bohemia, Valle creó el «esperpento», radicalidad con que llevar a la escena la vida mediocre de un país suicida vista en un juego de espejos deformantes. Además Valle fue novelista y para el caso que nos ocupa poeta. Modernista y, de nuevo, esperpéntico, sintetiza en Claves líricas la poética de un hombre excesivo, también para su tierra, incapaz de entender en su momento la magnitud del caso Valle. Ahora, por fin todo un clásico. Muerto en Santiago de Compostela, en enero de 1936, poco antes de que resplandeciese brutalmente la hoguera que él mismo había vaticinado. Su entierro fue un acto radical y un punto extravagante, a tono con su vida de personaje al margen de pompas y alharacas. Un personaje genial.