MILLOT, CATHERINE
La memoria es precaria, pero la escritura resucita la juventud de los recuerdos. Mientras escribía he recuperado algunos días antiguos, y por destellos me era devuelto, enteramente, su ser.
Destellos de Lacan podría ser el título que llevara este pequeño libro, que seduce desde el primer párrafo y se lee de un tirón. Su estilo cuadra bien con el del género (hoy un poco olvidado) de los libros de memorias, en los que no se trata de ofrecer una reconstrucción íntegra del pasado, sino de transmitir el brillo emocional de ciertos pasajes de una trayectoria vital. A través de la recuperación de algunas huellas temporales se intenta descifrar el sentido de todo el trayecto. Y lo que esta rememoración nos comunica es, a partes iguales, la admiración de la autora por Lacan y su declaración de amor por el psicoanálisis, desenvueltas ambas en un clima de honda pero serena melancolía.
Catherine Millot (1944) se nos presenta como la última compañera sentimental que tuvo Jacques Lacan, la figura más eminente de la historia del psicoanálisis después del propio Freud. El brillo intelectual y personal de Lacan refulge en todas las páginas del libro, que registra una crónica colorida de sus últimos nueve años, cuando ya se había convertido en una auténtica celebridad con la que procuraban contactar todas las figuras de la alta cultura europea.
Millot tuvo que esforzarse por ganar su lugar privilegiado junto a Lacan, compartiendo sus días y sus noches en ardua competencia con una nutrida pléyade de amigos, amigas, admiradores y amantes. A través de su relato, asistimos a la vertiginosa actividad del Maestro, que recorre el mundo y aprovecha para visitar los tesoros artísticos de las ciudades por las que pasa. Le seguimos a los restaurantes, a las villas señoriales de sus acaudalados anfitriones y a sus selectos hábitos de ocio; también observamos su infatigable trabajo preparando sus seminarios, conferencias, labor clínica y organización de su Escuela.