DAGANZO CASTRO, ANTONIO
Qué tentación lo oscuro: se parece a una esfera. Y el acabado cauceadormecido anuda viento y agua, como un árbol en mitad de la nocheresignándose, callado sobre el llanto de las hojas, surcando sumisterio de pechos y raíces. Qué tentación febril para el abrazocuando sucumben sangres que no manchan. Alrededor se vuelve todavíacon una precisión de reinos otoñales: hay lobos por fronteras. Sí, son los aullidos, la nostalgia que miente, y que nunca nos falten susrequiebros veloces.