ARCE, MANUEL
En 1948 todo lo que valía la pena ocurría así. Demos los sumandos: ha de haber una ciudad de provincias pongamos Santander y una publicación que acaba de morir Proel, en este caso; un joven escritor inédito con inquietudes Manuel Arce, otro con mejores contactos Julio Maruri y un hombre algo menos joven que actúa como enlace espiritual con el pasado cercano Ricardo Gullón; ha de haber también una referencia mítica de ese pasado la lírica de la generación del 27, un poeta llamado a ser grande José Hierro, una tertulia en una bar el Flor y una voluntad que en estas páginas Arce ha expresado con reveladora candidez («La poesía se justifica por sí sola»). Pero no lo pensaban así los llamados bienpensantes ni los chupatintas de la Delegación de Información y Turismo a los que había que engañar: sin embargo, así surgió la revista La isla de los ratones (26 números entre 1948 y 1955) que, por ser nada más que una publicación «bajo tolerancia», se llamó «Hojas de poesía» y, durante algún tiempo, no pudo ni siquiera numerar sus entregas o imprimir otra cosa que el año bajo su título. Sus primeros ejemplares impresos por los hermanos Joaquín y Gonzalo Bedia se ataban con un cordoncillo; pronto mejoraron mucho tipográficamente (se había llegado a hablar de La isla de los erratones) y la revista creó una colección de poesía la inició Gabriel Celaya en 1949 con Las cosas como son, a las que se habían de sumar otra de ensayos y narrativa y una tercera de pequeños libros de arte, «Bisonte», porque estamos muy cerca de Altamira y este nombre ya había sido adoptado por Gullón, Ferrant y Westerdhal en un atrevido intento de resucitar la «Asociación de Amigos de las Artes Nuevas» (ADLAN)...