AUBERT, PAUL
El fenómeno de las relaciones entre las vanguardias políticas y artísticas marca la ideología y el arte del siglo XX. Prolonga la esperanza abierta por las Luces, con la divinización social del artista, que teorizan los románticos, y la misión que se asigna al intelectual cuando se enfrenta al siglo, y pretende afianzar la soberanía nacional, sabiendo que aplica a nuevas formas de vida palabras antiguas o le toca vivir con un público sin arte y un arte sin público. Los intelectuales y los artistas españoles intentan superar modelos e imaginar otra existencia, compartiendo la hipótesis revolucionaria o mediante una rebelión literaria metafórica, que se acoge a las técnicas pictóricas y enfoca la perspectiva de una obra total y autónoma. La aventura de las vanguardias acaba nutriendo aquella dialéctica que conduce, según la fórmula de Walter Benjamin, el fascismo a la estetización de la política y el comunismo a la politización del arte. Pero la voluntad de aventura, con la apertura a los vientos de fuera o el recurso a un lenguaje nuevo, y el paso de la modernidad a la contemporaneidad, no se sustraen siempre