JOSÉ LUIS OLAIZOLA
Sobrevivir en la sociedad feudal no era nada fácil y para muchos la guerra era la de los «vendedores de noticias». Iban de un bando a otro, de un reino a otra, traficando con la información y ofreciéndola al mejor postor. Era un oficio en extremo peligroso, ya que se les consideraba como espías y las leyes permitían que fueran ahorcados o decapitados allí donde se les encontrara. Pero a Sebastián el peligro no le atemorizada, era incapaz de resistirse a la tentación de echarse al monte en busca de noticias. Lo llevaba en la sangre. Sin embargo, su destino, unido a su ansia por lograr un sueño, le conduciría a unirse a la huestes del Cid Campeador.