SARTRE, JEAN-PAUL
En El Diablo y Dios (1951) el personaje central Goetz encarna magistralmente el mal, el mal absoluto: lleva así sus tropas deliberadamente a la muerte descarga su responsabilidad en Dios. Y cuando aparentemente cambia, por una apuesta, pretendiendo hacer el bien, gana por medio de trampas. En cuanto a Los secuestrados de Altona (1960), su acción ya no se basó en tiempos remotos; al contrario se situó en días rigurosamente contemporáneos a su escritura, en la Alemania postnazi.