URIBE, MATÍAS
Nada hay de ficción en este relato. Los nombres de los personajes y los hechos que aquí se narran fueron completamente reales. Brigitte Bardot, la principal protagonista de la historia, vino en numerosas ocasiones a España, entre finales de los años 50 y primeros 70, siendo este el país en el que más películas rodó, después de Francia. En Madrid se apasionó por el flamenco y por un galán del cine mexicano; de Torremolinos salió enferma huyendo a pie de los efectos devastadores de una gran tormenta; en Sevilla una turbamulta la manoseó y le mostró sus penes en la calle Sierpes; Almería fue un potro de tortura amorosa; Granada y la Alhambra la sumieron en el éxtasis; en Marbella quiso comprarse una casa; en Colmenar Viejo (Madrid) y Salas de los Infantes (Burgos) peleó cinematográficamente con Claudia Cardinale... Su nombre, y su emergencia como gran estrella mundial del cine y como la primera y principal artífice femenina de la liberación del pensamiento y del cuerpo de la mujer, chocó, sin embargo, frontalmente con la férrea valla prohibicionista del franquismo. Ello generó ante los españoles una percepción deformada e incompleta de su vida y, sobre todo, de sus películas, muchas de las cuales, con la emblemática Y Dios creo la mujer a la cabeza, estuvieron censuradas durante muchos años, y otras ni llegaron a estrenarse. A través de una exhaustiva investigación en archivos nacionales, hemerotecas, libros y revistas españolas se recompone el largo, lento y difícil camino de entrada del mito femenino en España. En nuestro país se habló de ella más por lo prohibido que por lo conocido, síntoma revelador de uno de los pilares más ostensibles y perniciosos de la ominosa dictadura de Franco: la censura.