LAPASSADE, GEORGES
La teoría y la práctica de la autogestión pedagógica[2] fueron elaboradas hace ya diez años. En los primeros tiempos, algunas experiencias principales fueron realizadas por el Grupo de pedagogía institucional en todos los niveles de la enseñanza francesa. Cotejábamos nuestras experiencias en el Grupo de pedagogía institucional, fundado en 1963, y, a partir de 1964, en los coloquios pedagógicos de Royaumont. Definíamos entonces la autogestión pedagógica como un sistema de educación en el cual la relación de formación se halla, en principio, abolida. Los «educandos» son quienes deciden en qué debe consistir su formación y ellos la dirigen.
Dicho proyecto, tal como acabamos de presentarlo, plantea numerosos problemas técnicos y teóricos. Pero, dado que el movimiento se demuestra andando, quisimos, en primer lugar, realizar algunas experiencias y publicar algunas monografías.[3]
Se encontrará, en las páginas que siguen, la mayor parte de aquellos textos, precedidos por una nueva introducción a la autogestión pedagógica.
Cinco años más tarde, se produjo Mayo de 1968. Súbitamente, la idea de la autogestión pedagógica, como muchos otros proyectos, salió de nuestra pequeña capilla y alcanzó una difusión generalizada. Algunos Institutos universitarios declararon públicamente que adoptaban la autogestión. La autogestión pedagógica fue discutida en numerosas asambleas docentes. Durante el mes de las ocupaciones, se transformó en una consigna revolucionaria.
A partir de Mayo de 1968, la situación de la corriente de autogestión en la educación se modificó. Las experiencias se han multiplicado. Publicamos hoy el informe de algunas nuevas experiencias. Las reflexiones teóricas son más numerosas y, al mismo tiempo, más exigentes. La corriente institucionalista, con sus múltiples aspectos, sigue siendo atacada y combatida. Pero ha logrado imponerse. (Al mismo tiempo, la auto gestión en la escuela es designada en la actualidad, en términos de pedagogía institucional.) Hacia 1963-1964, las primeras experiencias de autogestión habían sido recibidas como provocaciones; ahora, figuran en los programas de las Escuelas Normales y de los Departamentos de Ciencias de la Educación de las Universidades. En los congresos internacionales se reciben informes sobre la autogestión.
La autogestión pedagógica ocupa pues, desde ya, un lugar oficial, si no en la práctica, por lo menos en la enseñanza de las doctrinas. Y desde ya, en los exámenes, se considera que la ignorancia de la nueva doctrina es digna de sanción.
Los fundadores del movimiento de autogestión en pedagogía declararon, en reiteradas oportunidades, que una autogestión sectorial no era posible en un sistema social de dominación. La experiencia confirmaba, todos los días, ese principio. Pero al mismo tiempo, se hacía igualmente evidente que tales experiencias poseían un valor de cuestionamiento del sistema.
La autogestión pedagógica cuestiona el sistema actual de las instituciones sociales en la medida que ella consiste en construir contraínstituciones. Esas contrainstituciones funcionan como analizadores que hacen aparecer los elementos ocultos del sistema.
París, 8 de marzo de 1971.
G.L.