CERVANTES MIGUEL DE
Con la publicación de esta obra se completa la etapa que, motivado por mi deseo de que Cervantes sea leído por cualquier hispanohablante, me impelió a adaptar al castellano actual las tres obras del fénix de los escritores que considero más importantes. Paralelamente a la adaptación de las tres obras llevé a cabo un muestreo encaminado a hacerme una idea de qué cantidad de personas habían leído El Quijote por un medio muy simple. Pregunté a cerca de cuatrocientas personas a, lo largo de dos años: ¿Has leído El Quijote? El 90% me decían que no, el 10% que sí y, a este porcentaje les preguntaba: ¿Te importa que te haga dos o tres preguntas muy sencillas sobre el libro?
La mitad, más o menos, se excusaron y, de la otra mitad, solamente TRES me demostraron que SÍ lo habían leído. Las preguntas eran así de simples: ¿Dónde vio Sancho el mar por primera vez? ¿Dónde estuvo cautivo Cervantes de los piratas berberiscos? ¿Qué sobrenombre tenía la hija de Sanco Panza? ¿Cómo se llamaba la isla de la que hicieron gobernador a Sancho?
No ha sido la adaptación de estos libros un trabajo lento ni fácil, pues el tiempo que he dedicado a ello ha superado los cuatro años y la cantidad de casos de palabras, expresiones, párrafos, redacciones o descripciones que he tenido que investigar y resolver ha superado la cifra de siete mil, habiéndose dado la circunstancia, por ejemplo, de que una de las investigaciones de la descripción que Sancho hace en el capítulo XX de la primera parte, en el que dice: - dilátelo a lo menos hasta la mañana, que, a lo que a mí me muestra la ciencia que aprendí cuando era pastor, no debe de haber desde aquí al alba tres horas, porque la boca de la bocina está encima de la cabeza y hace la media noche en la línea del brazo izquierdo. necesité dos días completos.
Son muchas las palabras que, normales en los siglos XVI y XVII, hoy día en la mayoría de los casos, ni siquiera aparecen en los diccionarios actuales. Para resolver los miles de casos citados ha sido necesario recurrir a obras de esas épocas, diccionarios antiguos, en otros casos a manuales descriptivos de diversas profesiones, como en el caso de los pasajes que describen aspectos de la navegación en el mar, las costumbres y hábitos de la molienda del trigo, los nombres de los elementos de la caballería andante, etc. etc.
Algunos ejemplos de lo anteriormente mencionado serían: aceña, colodrillo, lueñe, loriga, bastimento, tahalí o vedija. En lo referente a expresiones podría citar: meter un ojo en el otro, a furto, hacer un rimero dellos, a carga cerrada, su alma es su palma, venir de molde.
Espero y deseo, lector, que leyéndolos disfrutes tanto como yo he disfrutado adaptándolos.