KAZANTZAKIS, NIKOS
Universalmente conocido por "Zorba el griego", candidato en múltiples ocasiones al Nobel, primer traductor al griego de García Lorca, Nikos Kazantzakis, que fue comparado con Tolstoi y Dostoievski, publicó por entregas en la prensa su primera novela, "Almas rotas", que ahora se edita en español por vez primera.
"Almas rotas" no se publicó en libro en Grecia hasta 2007 -en Ediciones Kazantzakis y como conmemoración del cincuentenario de la muerte del autor-, cuando fueron rescatadas y revisadas las dos docenas de entregas que un joven Kazantzakis de 24 años entregó a la revista "Noimás" entre 1909 y 1910, desde París, adonde se trasladó en 1907 para completar sus estudios.
Con traducción de Mario Domínguez Parra, la editorial jienense Ginger Ape Books & Films ha utilizado esa reciente edición griega, considerada la "versión oficial", para su primera edición en español, idioma para el cual posee los derechos de la obra, según ha dicho a Efe el editor Antonio Ruiz.
En París, como colofón a sus estudios de Derecho, escribió también su tesis doctoral, "Nietzsche en la Filosofía del Derecho y del Estado", mientras comprobaba cómo se desenvolvía la joven comunidad griega en la que era la capital cultural del mundo, lo que le sirvió para dibujar los personajes de su primera novela, así como sus ambiciones y frustraciones.
Antes que "Almas rotas", Kazantzakis ya había escrito varias obras de teatro y la novela corta "Lirio y serpiente", además de haber trabajado como periodista, de modo que al cumplir los 25 años ya contaba con una obra nutrida, debida no sólo a sus inquietudes intelectuales sino también a razones económicas.
"Almas rotas" se la dedicó a Petrula Psiloriti, nombre tras el que se escondía Galatia Alexíu, su amor de entonces, su esposa más tarde, de la que terminó divorciándose en 1926.
La publicación de la novela caldeó el debate filológico -el autor fue un virtuoso del neologismo, en una época de discusiones lingüísticas entre la norma purista y el griego normativo- y causó sensación y escándalo, de modo que Kazantzakis se vio en la obligación de, a medida que la novela se iba publicando por entregas, explicar qué le llevó a escribirla "de manera tan enfermiza, pesimista y negativa".
Los temas y los personajes de "Almas rotas" no son mero producto de la fantasía, sino que plasman realidades, a las que en algunos casos remite el propio autor en los reportajes que en 1908 escribió para la revista "Nueva urbe", sobre las conmemoraciones patrióticas de los estudiantes griegos en París, sobre la crisis del helenismo y contra el consabido recurso de añorar la Grecia clásica y heroica.
"Cada uno de nosotros puede, dentro de su radio de acción, hacerle un bien a nuestro pueblo", escribió en aquellos reportajes.
En otro confesaba cómo encontró en París a quien le inspiró el protagonista de "Almas rotas", "un poeta compatriota (...) que cuando se toma unas cuantas absentas por la noche, se levanta muy serio, ladea su sombrero de fieltro, (...) adopta un estilo aristocrático y se va de paseo taconeando de manera seductora".
El fundador de la editorial Kazantzakis, Pátroklos Stavru, en el prólogo a esta edición española, describe al autor griego como "un maestro de la palabra y un anatomista del alma humana" y recuerda que desde muy joven poseyó la virtud de hacer que su palabra fluyera "como el canto de un ave, tanto en los momentos felices como en las horas difíciles".
El autor de "Almas rotas", según Stavru, "juega con la lengua, con el sentimiento, se identifica con la naturaleza, habla con ella, escucha con atención su crepitar, la personifica y humaniza con frecuencia" de modo que "su palabra es karma, es celebración, viento, céfiro y torbellino que produce situaciones y oscilaciones emocionales" con "una perspicacia que va a la par de su humor sutil", con "inagotables reservas de palabras e imágenes".