VALDÉS, JUAN DE
Diálogo con Julia Gonzaga. Diálogo de Juan de Valdés (1490 ó 1500-1541). El texto original español de este diálogo se ha perdido, no siendo conocido sino por la traducción italiana de Marco Antonio Magno, hecha por deseo de Julia Gonzaga. Ha sido reimpreso muchas veces, y últimamente por Benedetto Croce (1938), según el texto de una edición londinense de 1860 preparada por Luis Usoz del Río y por Benjamín B. Witten. La primera edición en lengua italiana (Venecia, 1545) fue descubierta por E. Mele en 1937. Juan de Valdés tuvo, en Nápoles, desde el año 1536 hasta su muerte, un cenáculo religioso por el que fueron influidos algunos de los más conspicuos representantes de la Reforma en Italia.
En el diálogo figura Julia Gonzaga, la cual, inquieta por las predicaciones de Bernardino Ochino, vacilante entre el deseo de una vida cristiana más intensa y el temor de los juicios del mundo, se dirige a Valdés pidiéndole ayuda. Éste, asegurándole que su turbación es una señal de ánimo gentil y generoso, incapaz de serenarse sino con las cosas espirituales y divinas, le propone el camino de una reforma interior, por la que «sin que nadie del mundo se la pueda conocer, antes que pasen muchos días comenzará ella a sentir la paz de la conciencia y los demás frutos que experimentan las personas espirituales». Julia se debe proponer enamorarse de Cristo haciendo todo cuanto haga por amor de Dios y no de sí «misma»; en esta disposición interior se resume toda la ley divina. La «fe viva» en Cristo Crucificado operará en ella el fruto de la caridad, en qué consiste la perfección cristiana. La vía que conduce a ella es la del conocimiento de sí mismo y el conocimiento de Dios. Hay tres maneras de conocer a Dios: por la luz natural, por las Sagradas Escrituras y «por Cristo». En esta última consiste «todo el ser cristiano» y como no se puede conocer a Cristo por luz natural «si Dios intrínsecamente no ilumina y abre los ojos del alma nuestra, digo que ese conocimiento de Dios por Cristo es sobrenatural, para el que es menester gracia especial de Dios».