HIERRO, JOSÉ
Nace en Madrid en 1922. Muy tempranamente pasa a residir a Santander
(desde 1982, es Hijo adoptivo de Cantabria). Es encarcelado desde 1939 hasta
1944 por «auxilio a la rebelión». Desde esta fecha, hasta 1952, reside primero
en Valencia y luego en Santander, colaborando en las revistas Corcel, Proel,
Garcilaso y Espadaña, entre otras, hasta que en 1952 se instala en Madrid, donde
reside actualmente. Ha realizado diversos trabajos vinculados a distintas editoriales,
hasta que entró a trabajar en Radio Nacional de España, donde se jubiló
en 1987, después de haber realizado, en los años ochenta, espacios poéticos
tan importantes como «Aula Poética» o «Poesía en la Radio». Ha sido siempre
un gran crítico de arte y actualmente se siente atraído por la pintura, en la
que se revela como un pintor excelente y personalísimo. Ha obtenido, entre
otros, los siguientes premios: Adonais (1947), Nacional de Literatura (1953), de
la Crítica (1957 y 1964), March (1957), Príncipe de Asturias (1981), Nacional de
las Letras Españolas (1990).
Cuando leí las primeras reseñas de esta obra, la crítica periodística saludó
el libro con grandes titulares anunciando que José Hierro había por fin roto
el silencio poético que había mantenido durante más de veinte años; entonces
también se vertieron opiniones sobre la proximidad del poeta al «culturalismo»
o, incluso, al «parnasianismo». Pasada ya la hora de estricta actualidad de
la noticia, ha llegado el momento de poner algunos puntos en su sitio y ofrecer
a los lectores de la poesía de José Hierro una información más exacta y
ajustada.
Agenda (Madrid, Prensas de la Ciudad S. A. 1991) es, como lo es en rigor
todo el libro de poesía, una selección de la producción poética de José Hierro
durante estos veintisiete últimos años. Pero ello no justifica que se hable de
su silencio poético, como si repentinamente hubiera el poeta decidido volver
a escribir poesía. Debemos simplemente agradecerle el hecho de que, al fin,
los haya ofrecido al gran público en esta bella y cuidadosa edición, ya que
la inmensa mayoría de los poemas se han ido publicando en ediciones rarísimas
y casi para bibliófilos. Algunos se habían ido difundiendo en diversas
antologías1
, pero otros seguían prácticamente inaccesibles e incluso desconocidos
para sus lectores, como lo sigue siendo el gran número de poemas que
José Hierro no ha incluido en Agenda y han sido publicados en diversas
ocasiones2