HO XUANG HUONG
Ho Xuan Huong fue una adelantada en su época y, precisamente por ello, una escritora de actualidad entre los lectores contemporáneos de su país. Esta vigencia está alimentada en un plano superficial por la leyenda personal de la autora, de la que, como si de un Rimbaud femenino se tratara, lo que se sabe es tan sustancioso como lo mucho que se ignora. Por desconocer hasta se desconocen los datos de su biografía, y sus poemas fueron publicados mucho después de su muerte para correr de mano en mano por los suburbios licenciosos de Hanoi; pero hay constancia de una obra breve, concubinatos varios y una lista completa con nombres y apellidos de amancebamientos, preferentemente con poetas y letrados. Sus textos, compuestos con un lenguaje popular y sencillo, cuestionan las convenciones de una sociedad feudal como el Vietnam decimonónico, ironizan sobre el virtuosismo de la casta sacerdotal, reivindican desde la rebeldía una dignificación de papel de la mujer y sobre todo celebran el amor carnal, la batalla sin armas que el poeta sánscrito Bilhana ensalzara en una larga escalera de versos editada recientemente también en Hiperión.
Entre la cruda exposición realista de unos hechos y el críptico enunciado de los mismos, hay una vía intermedia: la de la alegoría y el símbolo; la del sentimiento, que, como el pensamiento funciona mediante analogías. Esta es la que toma Ho Xuan Huong en sus mejores poemas de contenido erótico esos en los que se revela, más que de la sugerencia, como una maestra de la reticencia, esa figura retórica que Octavio Paz consideraba casi como una constante de la lírica oriental y que consiste en el arte de decir sin decir. Por esta vía de finas polisemias un desfiladero, una gruta o un dulce pueden simbolizar a la mujer. Y la contemplación de un niño y una niña columpiándose puede llevar a la poetisa a preguntarse: Quienes practican estos juegos primaverales, ¿ya saben a qué juegan?."
Antonio Manilla, Clarín, nº 6,