GAIGNEBET, CLAUDE
En el interior de su propia sociedad, muchos niños utilizan ciertos textos, palabras o gestos que pueden reunirse bajo el calificativo de «obscenos». Al parecer, los niños nunca han tenido que esperar a que los educadores les explicaran la realidad de las cosas. Generación tras generación, siglo tras siglo, en el seno de la microsociedad infantil se transmiten conocimientos sexuales en forma de cuentos, adivinanzas, juegos o canciones. Estos conocimientos son objeto de la reprobación de los mayores y se transmiten deformados, cargados de imágenes, símbolos, mitos y fantasmas. En su grupo de edad o entre los adultos, el niño va adquiriendo progresivamente este folklore sexual y escatológico que forma parte de la formación de su personalidad.